El Hombre no crea ex nihilo, es decir, de la nada (o bien, desde la nada). Sólo DIOS posee tal capacidad, inherente a Su Omnipotencia. Así las cosas, las creaciones humanas resultan de complejísimas síntesis elaboradas por sus respectivos autores en la intimidad (en alguna medida, insondable) de sus psiquis.
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