A lo largo de los últimos años, he comenzado a percibir y me ha empezado a molestar el “clima” plomizo que se ha adueñado de nuestros claustros universitarios y los distintos eventos académicos que se realizan en nuestro país. Me refiero al ámbito de los saberes “humanísticos” y/o “sociales”, fundamentalmente. Y, ciertamente, estoy generalizando; porque, sin lugar a dudas, todavía existen excepciones (¡gracias a DIOS!).
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